martes, 2 de julio de 2013

DESPRESTIGIADA HERENCIA

 Kundera, M. (2000) El arte de la novela. Barcelona. Tusquets Fábula.

Debía una explicación sobre el título de esta ventana. A vosotros y a Kundera, que fue a quien se lo he tomado prestado.
Si hay una herencia es que hay muerto de por medio. Una muerte que, en este caso, celebramos por consenso el 23 de abril, con una rosa y un libro. Hablamos de Cervantes. Él nos dejó como herencia otra forma de conocer el mundo: la novela.
Un herencia que, como Kundera explica en su espléndido ensayo, fue perdiendo prestigio por comparación con el método científico. Ese rigor de lo científico que se ha erigido, y se sigue erigiendo, como la única forma fidedigna de conocer la realidad. Y así, relegó, y sigue relegando, a la novela al terreno de la fantasía, de la mera distracción. Cuando todos los que leemos sabemos, y hemos experimentado, que las buenas novelas hablan de lo que todos nosotros compartimos, de algunos territorios de lo humano a los que la ciencia tiene difícil acceso.
Kundera emplea una expresión de Heidegger para definir a lo que conduce este desprestigio de la novela: al “olvido del ser”.
Es muy posible que ahora el desprestigio del género no venga de la mano de los científicos, sino de ciertas formas que han adquirido las novelas, cada vez más populares. Pero eso es harina de otro costal, aunque seguiremos hablando de ello. 

Puede que las novelas no sirvan para cuantificar datos, ni generalizar conductas, ni para obtener leyes extrapolables que expliquen el funcionamiento de las cosas. Puede que no expliquen las grandes verdades absolutas, pero sí tratan y exponen, y parafraseo a Kundera, los miles de verdades relativas, que tantas veces se contradicen entre sí, y que todos vivimos, sufrimos y gozamos día a día. Por los siglos de los siglos. Las novelas poseen como única certeza la sabiduría de lo incierto. Y esta sabiduría de la incertidumbre es lo que las hace difíciles de comprender, de clasificar, de unificar.
Si estamos aquí —mirando por esta ventana, digo— es porque hemos aceptado esta herencia, porque la amamos. Porque nos acogemos o nos rendimos a la necesidad de aprehender esa sabiduría. Quizá porque no entendemos otra. Y porque nos gusta estar aquí, y hablar de lo que nos importa. Porque quizá, como Kundera, a veces pensamos, o incluso decimos en voz baja: no me siento ligado a nada salvo a la desprestigiada herencia de Cervantes.

3 comentarios:

  1. Hay muerto.... y hecho imponible y por tanto obligación de tributar del sujeto pasivo, o sea, del que hereda. Así que ojito :-) Bien es cierto que en Madrid tenemos una bonificación del 99%.
    Jo, cómo se nota los que hacéis másteres de Literatura porque no me he enterado de casi nada. Aunque suena muy bien :-)
    No entiendo eso de las verdades relativas pero bueno, ya sabes que soy algo bruto, de los de blanco o negro. Qué le voy a hacer, cada uno se bandea como puede.

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  2. pues no sé que me has contestado porque lo has borrado.
    Pero bueno, mi comentario de hoy es para felicitarte por tu cumpleaños :-)
    que pases un buen día y te gusten los regalos y que no te lleves ninguna cornada "por aquello de San Fermín"!
    Besos

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  3. Gracias, Ángel, por las felicitaciones y comentarios. Que pases un feliz verano. Besos.

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